Salir de la depresión asociada a la insolvencia.

Tras años de permanente contacto con personas en situación de estrés económico límite, detectamos que es el principal punto que necesita resolverse para salir de la propia insolvencia.

La depresión asociada a la insolvencia o la situación financiera precaria es un problema de salud mental que afecta a muchas personas que enfrentan dificultades económicas significativas. La insolvencia se refiere a la incapacidad de una persona, incluso teniendo ingresos, para cumplir con sus obligaciones financieras, como pagar deudas, facturas o gastos cotidianos. Esta situación puede ser el resultado de diversas circunstancias, como la pérdida de empleo, problemas de salud, deudas abrumadoras o situaciones económicas adversas muchas veces generadas por un negocio anterior, por la propia pandemia…

De hecho en un estudio publicado hace algunos años en el Ministerio de Sanidad ya se asociaba la mayor tasa de diagnósticos por ansiedad en la población con rentas bajas o muy bajas:

Informe Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de los registros clínicos de atención primaria (2017)

De forma más actualizada, y de acuerdo con las estadísticas del propio ministerio, si la incidencia de personas diagnosticada por estrés agudo, esquizofrenia, psicosis, ansiedad, depresiones, fobias, estrés postraumático… en la población general es (año 2022) del 15%, esta tasa entra las personas en riesgo de pobreza asciende hasta el 26%

Aplicación estadística del Ministerio de Sanidad.

Las personas que experimentan insolvencia pueden verse afectadas por una variedad de factores emocionales y psicológicos que pueden llevar a la depresión. Consultado en el despacho con profesionales especializados, estos confirman que los siguientes son algunos de estos factores incluyen:

  1. Estrés financiero: Las preocupaciones constantes sobre cómo pagar las cuentas, mantener un hogar o satisfacer las necesidades básicas pueden generar niveles significativos de estrés, lo que a su vez puede contribuir a la depresión.
  2. Sentimientos de fracaso: La insolvencia a menudo se percibe como un fracaso personal, lo que puede minar la autoestima y la autoimagen de la persona afectada.
  3. Aislamiento social: Las personas que enfrentan dificultades financieras a veces se aíslan socialmente debido a la vergüenza o el estigma asociado con la insolvencia. El aislamiento social puede aumentar la sensación de soledad y depresión.
  4. Incertidumbre sobre el futuro: La falta de seguridad financiera y la incertidumbre sobre cómo superar la insolvencia pueden generar preocupaciones constantes sobre el futuro, lo que puede aumentar la ansiedad y la depresión.
  5. Impacto en la salud física y mental: La depresión asociada a la insolvencia puede agravar los problemas de salud mental preexistentes o dar lugar a nuevos problemas, como trastornos de ansiedad.

Es importante señalar que la depresión asociada a la insolvencia no es una debilidad personal, y las personas que la experimentan no deben sentir vergüenza por buscar ayuda. La depresión es una enfermedad mental que puede afectar a cualquiera, independientemente de su situación financiera.

La voluntad real de salir del problema, de la angustia, de las llamadas permanentes de acreedores, es un paso imprescindible que además debe de mantenerse durante el proceso. No sirve de nada iniciar el contacto si luego se abandona, no se atiende a los requerimientos de información o ni siquiera se atiende a las llamadas del despacho.

En estos casos la ayuda y el apoyo son fundamentales para abordar la depresión en el contexto de la insolvencia. Algunas formas de abordar este problema incluyen:

  1. Buscar ayuda profesional: Consultar a un terapeuta o consejero especializado en salud mental puede ser una parte crucial del proceso de recuperación.
  2. Red de apoyo: Compartir los problemas con amigos y familiares puede proporcionar un alivio emocional y apoyo práctico.
  3. Educación financiera: Aprender a gestionar las finanzas y desarrollar un plan para abordar la insolvencia puede reducir la ansiedad y el estrés relacionados con el dinero.
  4. Cuidado personal: Mantener un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso puede ayudar a mejorar la salud mental.
  5. Organizaciones de apoyo: Hay organizaciones sin ánimo de lucro y grupos de apoyo que pueden proporcionar recursos e información útil para quienes enfrentan problemas financieros y emocionales.

La depresión asociada a la insolvencia es un desafío real, pero con el apoyo adecuado y el tratamiento, las personas pueden recuperarse y mejorar su bienestar emocional. Si tú o alguien que conoces está lidiando con esta situación, es importante buscar ayuda y apoyo lo antes posible.

La ley de segunda oportunidad, que existe en España desde el año 2015 recientemente renovada, puede aportar soluciones a la propia insolvencia pero requiere sin duda alguna de la decisión valiente de enfrentarse a la situación. Un primer paso (a veces el más difícil) es … coger el teléfono y contactar con un abogado especialista y seguir sus indicaciones.

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